5.28.2012

La maldición del chocolate


Desde que tengo uso de razón he vivido enamorada del chocolate, en helado, en torta, en bombones, en... helado, dos veces, que dos... cuatro veces. La cuestión es que toda mi vida he comido chocolate, es mi adicción y también mi perdiciendo viéndolo por el sentido figurado. Antes podía comer en los descansos del colegio una barra de chocolate, todos los días a que no me preocupadaba por si subía de peso o no pero eso ya hace algunos años, eso no quiere decir que tenga treinta, al mismo tiempo porque no subía ni un gramo pero ahora al entrar a los veinte pues mi pecado se ha ido transformando en ganar peso sin medida y eso que no como mucho chocolate como en el colegio todos los días. Mentira.

El caso es que este verano es inevitable no probar helado de chocolate y pues mi padre contribuía con eso, cada vez que podía compraba dos, lean bien, dos litros de helado de chocolate, rico chocolate. No podía negarme a probar cada día un tazón de helado y así me duraban pues tres días máximo y luego a la semana siguiente dos más y así a la siguiente y luego de esa también. Pero aqui viene lo peculiar, yo sinceramente me veo igual pero todo con quién he ido chocando me dice lo siguiente: Has engordado!... Estás rellenita!... Estás gordita!... que manera más dulce para decirme en pocas palabras, GORDA, RELLENA, GORDA... DOS VECES GORDA!, llego a mi casa y mi madre me dice lo mismo con ese cariñito significativo tras cada palabra y mientras mi padre siguía comprando más toneladas de helado de chocolate.

Felizmente que el verano ya ha pasado, aunque hace casi dos semanas que mi padre no compra más helado, gracias cielo santo, que ya estaba por reventar, bah! eso si fue exagerado. Digamos que mi peso normal es 60, siempre ha sido así y no me preocupaba pero recalco, al entrar a la etapa de los veinte ya eso está fallando y para ponerle más dramatismo a la situación a mi madre se le ocurre comprar una pesa, de esos cuadrados que te paras encima y sabes tu peso exacto, genial! en ese mismo instante me subí y no pude creer pues había subido cinco kilos más! bah! esa es otra exageración mía, debo confesar que me puse a comer ensalada toda la semana y ni un maldito gramo bajó, no sé si porque la pesa no me quiere o es que así me quedaré por un largo tiempo y hay que agregarle que en ese entonces mi padre seguía trayendo a casa más tonetadas de helado de chocolate, ahí la respuesta de mis cinco kilos.

Respiré por unos segundos, no mejor días y ayer me esperaba algo en la nevera, no... más helado!, bueno esta vez fue algo diferente, un postrecillo tres leches de qué se preguntarán?, pues del magnífico, delicioso, empalagoso y adictivo CHOCOLATE, aquí la muestra de mi último pecadillo.


No pude dejar de darle un cucharazo antes de tomar la foto, por los siete cielos, de ahora en adelante resistiré la tentación que si no me quedaré con ese 60 + 5 por toda mi existencia, pero aclaro AMO EL CHOCOLATE. Se enota que amo el chocolate?

No hay comentarios:

Publicar un comentario