6.29.2016

Huellas

Los recuerdos que me carcomen, que no me dejan dormir, que me encierran en su mundo colateral, que no es extrañar, que no es querer que vuelva, es sentir y palpar, es vivir, es mirar, es percibir calor, es todo lo que uno espera, lo que uno a veces necesita.
Necesita no, tal vez, anhela, espera pero no llega. Tengo miedo, miedo que al ver sus ojos, su sonrisa, su voz quiera envolverme en su calor, en su perfume, en lo que ya no puedo tener, en lo que ya no es mío, miedo que sienta aún algo y que no pueda hacerse realidad a pesar, si aún así, él quisiera volver. No puedo, no quiero, a veces quiero, a veces lo olvido, a veces lo destierro de mi mente pero a veces vuelve.
No miedo, si no esperanza de que se vuelva realidad, de que piense que las cosas van a salir bien esta vez, que regresen sus recuerdos de invierno, de viajes hechos, de una persona, de una sonrisa, de un lugar no olvidado. Vivir así no quiero, pero lo quiero, tal vez hasta ahora, tal vez nunca, tal vez en otra vida, tal vez sólo en el recuerdo de sus huellas.

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